
dON BOSCO
Juan Melchor Bosco, nació en un pequeño caserío de Castelnuovo D’Asti, en el Piamonte, llamado popularmente “I Becchi” el 16 de agosto de 1815.
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Siendo todavía niño, la muerte de su padre le hizo experimentar el dolor de tantos pobres huerfanitos, de los que luego se hará padre.
Pero encontró en su madre Margarita un ejemplo de vida cristiana.
A los nueve años tuvo un sueño: pareció estar en medio de una multitud de muchachos jugando, pero algunos de ellos peleaban. Queriendo ser sacerdote para dedicarse enteramente a la salvación de los niños, mientras trabajaba de día, pasaba las noches sobre los libros. Hasta que pudo entrar en el Seminario de Chieri y ser ordenado Sacerdote en Turín en 1841, a los 26 años.


Huérfanos o abandonados, expuestos a muchos peligros para el alma y para el cuerpo.
Don Bosco comenzó a reunirlos los domingos, en una iglesia, en una plaza, para hacerlos jugar e instruirlos en el Catecismo, hasta que, después de cinco años de enormes dificultades, logró establecerse en el barrio periférico de Valdocco y abrir su primer Oratorio.
En él, los muchachos encontraban comida y alojamiento, estudiaban o aprendían un oficio; pero, sobre todo aprendían a amar a Jesús y a ser como él.
Don Bosco era muy querido por sus “pilluelos” y con ellos se hizo santo. Para ellos fundó la Congregación Salesiana en 1842, formada por sacerdotes y laicos que quieren continuar su obra formando “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.
"Lo que he hecho, lo he hecho por el Señor. Se habría podido hacer más, pero lo harán mis hijos. Nuestra Congregación es conducida por Dios y protegida por María Auxiliadora”.
El 31 de enero de 1888 murió en su pobre habitación en Valdocco, a la edad de 72 años.
El 1 de abril de 1934 lo proclamaron Santo, por los muchos milagros generados en el corazón de los pibes.